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Arte y Educación

  • Juan Sebastián Martines
  • 4 jul 2017
  • 6 Min. de lectura

El Arte Dentro de los Sistemas Educación y Su Potencial de Representación.

Los sistemas educativos y sus métodos tradicionales basados en una enseñanza memorista han dado un papel pasivo a los alumnos, dejan de lado el campo de lo subjetivo, lo cual afecta directamente al desarrollo de la creatividad en los alumnos. Los resultados de este sistema que no ha sido superado en su totalidad, menos aún en la educación pública, ha generado una fuerte homogeneización en los alumnos y el desarrollo de un pensamiento lógico lineal y rígido. Se crean metas fijadas, se crean caminos a seguir y otro que no se debe recorrer, se jerarquizan los conocimientos según su validez y utilidad. Las artes dentro del sistema educativo son uno de los conocimientos y prácticas que se ven afectadas fuertemente por esta jerarquización. Dentro de la gran mayoría de sistemas educativos, el arte aparece dentro de los currículos como una actividad únicamente de recreación o distracción. Estas funciones que se les dan a las artes en la educación no toma en cuenta todo el potencial que poseen, ya que las artes son centrales para el desarrollo de varios tipos de inteligencia y nuevas formas de representación y significación.

Para comprender qué papel y qué significado tiene el arte dentro de la educación, lo primero que se debe tener claro es saber a qué modelo de sociedad responden los sistemas educativos. Esto nos permitirá entender también si es el arte como tal la que ha perdido su valor y función, o si es el modelo de sociedad el que le ha arrebatado su valor y función. Es claro que la educación desde su formación moderna, basada en el modelo prusiano, ha generado una jerarquización de los saberes, los más válidos e importantes son ´´los que están más directamente ligados a la producción, aquellos relacionados con las profesiones de mayor demanda, más rentables, más acordes a las necesidades del mercado´´ (Palacios, 2006).



Ante esta jerarquización de saberes, al final de los años de estudio primario y secundario, los estudiantes estarán listos para entrar a un sistema que ya les tiene fijadas muchas de sus decisiones. Una de las más fuertes es dejar de lado todo lo que no se ve, todo lo que no se puede medir, todo lo que no se pueda cuantificar, todo lo que no sea considerado productivo, asumir como única a la ciencia y los conocimientos que esta genera como única forma de representar la realidad. En otras palabras dejar de lado lo subjetivo, la experiencia sensible y solo dejarse llevar por la razón pura e instrumental.

Ante el imaginario colectivo el arte aparece como una actividad sin valor productivo, no se la ve como una necesidad del ser humano. Se la deja de lado por no responder a una lógica positivistas y una racionalidad económica que quiere darle sentido a las cosas según el beneficio económico que estas pueden generar, ´´En el mejor de los casos el Arte se ve como una actividad ornamental´´ (Palacios, 2006) y limitada al ocio, como una actividad de pura distracción. Al verse enfrentada a todo un orden social puramente racional de pensamiento lógico lineal y economicista, el arte no encuentra su espacio en una sociedad moderna capitalista. La cual cada vez más no solamente tiene control sobre la producción material de sociedad, sino que entra con fuerza en los espacios donde se fijan las representaciones de la realidad, las formas por la cuales se piensa la realidad. Dentro de esta esfera el Capitalismo ha logrado ir reduciendo cada vez más las formas en las cuales el ser humano puede representar y entender la realidad.


El Capitalismo le ha quitado varias herramientas a nuestra percepción, principalmente a través de la negación o desvalorización de otras formas o sistemas que permiten entender la realidad y darle significado. Esto está muy conectado con lo que Marcuse plantea en “El Hombre Unidimensional”, cada vez las posibilidades de pensar nuevas formas de organizar la vida en común son menores, cada vez más el sistema actual aparece como la única opción posible.

Las artes dentro de la estructura social actual que limita su función y potencial aparecen como una forma de desfogue ante una obligación constante de trabajo y productividad, esto se aplicaría tanto a nivel escolar como fuera de él. Se debe diferenciar entre la función del arte como ´´desahogo ante tanta racionalidad ´´ que cae sobre el sujeto como cargas de un sistema social y el arte como una necesidad humana verdadera. La segunda forma de ver el arte conlleva un desarrollo pleno de la creatividad de los sujetos, esta segunda visión del arte encuentra muchas trabas dentro del sistema educativo actual.

Si se logra dar un uso adecuado de las potencialidades del arte dentro de un orden social y más específicamente dentro de la educación, se lograría el impulso de la sensibilidad humana y la imaginación, dos factores que en el sistema Capitalista se encuentran muy relegadas, por no decir desvalorizadas. El arte dentro del sistema social actual está cumpliendo una función de desahogo, la cual no corresponde o más bien limita la función que puede llegar a tener el arte. El punto central dentro de este problema es que no se le da al arte un uso adecuado. Es importante situar al arte como una necesidad humana real, que nos permite crear, trascender, conmover y compartir experiencias individuales y colectivas que se exteriorizan a través de la música, pintura, teatro, poesía, etc


La potencialidad del arte como un sistema de representación y su revalorización desde mi punto de vista tiene mucho que ver en cómo se concibe el desarrollo de las personas, ya que el sistema de educación y la sociedad en general tienden a fragmentar al ser humano y sus capacidades, tal como se hace con el trabajo físico y el trabajo intelectual. De la misma forma se separa razón de sensibilidad de razón pura, cuando en verdad el ser humano actúa de una forma holística. Combina estas dos capacidades que le permiten acercarse a la realidad y poder interpretarla. Por esta razón desde varias corrientes alternativas de la educación se plantea la idea de una educación integral, que trata de ver al ser humano como un todo, con sus diferentes capacidades e inteligencias interconectadas y no separadas las unas de las otras.


El arte al tener esta potencialidad de poder representar la realidad y las experiencias colectivas e individuales de una forma más plural y bajo otras lógicas, no encuentra el espacio o un punto dónde encajar correctamente dentro de un sistema educativo que tiene como función dar validez a un orden establecido. Dentro del sistema educativo se juega la legitimidad de este orden en la esfera de lo cultural y tiene que ver con el manejo y control de los saberes válidos y socialmente funcionales.


El arte dentro de una sociedad no creativa no responde a una experiencia cultural como tal, sino que se ve atada y responde a un interés de continuidad y perpetuación de un orden, reproduciendo y legitimando los principios de tal orden, en nuestro caso un orden capitalista. Una vez más Marcuse plantea algo que es totalmente válido.

´´La dominación tiene su propia estética…Es bueno que casi todo el mundo pueda tener ahora las bellas artes al alcance de la mano apretando tan sólo un botón en su aparato o entrando en un supermercado. En esta difusión, sin embargo, las bellas artes se convierten en engranajes de una máquina cultural que reforma su contenido. La alienación artística sucumbe, junto con otras formas de negación, al proceso de la racionalidad técnica´´ (MARCUSE, 1965)

El arte dentro del orden actual lo único que representa y reproduce es el mismo orden actual, no se planea alternativas y menos aún superarlo, el arte pierde su capacidad de poder presentar las posibilidades que están más allá de los límites que ha impuesto el capitalismo. Por esta razón es central la recuperación de la creatividad y lo subjetivo, ya que ante un pensamiento homogeneizado por la educación y los otros agentes de socialización, la identidad propia se disuelve ante el peso de una máquina cultural que vende modelos de personas estandarizadas. Desde mi punto de vista el rescate de la subjetividad tiene mucho que ver con la capacidad de auto-revisión de uno mismo, Marcuse plantea que la soledad es una condición central que le permite al individuo mantenerse en contra y más allá de la sociedad, donde el individuo puede pensarse a sí mismo e idear nuevas posibilidades, esta condición para el autor se ha hecho técnicamente imposible debido a una invasión del ámbito privado por parte de una estructura social totalmente planificada y rígida que no da el tiempo ni el espacio para pensar más allá de sus límites. El arte para ganar ese tiempo y espacio perdido jugará un papel central.

Bibliografía:

MARCUSE, H. (1965). El Hombre Unidimencional: Ensayo sobre la ideologia de la sociedad industrial avanzada . Mexico DF: Joaquín Mortiz.

Palacios, L. (2006). El Valor del Arte en el Proceso Educativo. Mexico DF: Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, Programa.

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